-¿Qué día es?- preguntas mientras descubres que todas las hojas han caído y tu frío se ha extendido por la ciudad. Hace tiempo que has dejado de percibir sonidos, colores y risas, un ligero suspiro.
Pero prefieres tu letargo, que nadie comprende, que ha todos asusta aún desconocedores del placer del desequilibrio. Cierras los ojos y te dejas hundir. Más abajo, lejos de todo, lejos del lodo.
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