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Crees que eres capaz de llevarlo sin que ello afecte en tu día a día. Lo guardas, quizás por vergüenza... y nadie se da cuenta. Aguantas golpe tras golpe, el escozor de tus heridas. Hasta que tu cuerpo no resiste, tu mente se viene a bajo y tus esfuerzos se ríen con descaro. Un mala noticia fue la gota que colmó mi vaso. Un vaso con alcohol, eso si, que es verano.
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